Cebollas, de Estela Casas. Óleo |
Inauguramos el concurso de microrrelatos con este que lleva por título "Angelín". Os animo a leerlo
ANGELÍN
Enciendo el fuego. Vuelve a suceder. Fatídica noche de insomnio que devuelve a mi memoria inocentes juegos de infancia, cuando ver el desasosiego ilustrando la cara de Angelín era nuestra mayor diversión. Siempre al anochecer, encerrados en el viejo despacho del abuelo apagábamos la luz. El pobre emitía un taimado grito que sofocábamos con impostadas voces de ultratumba. Filtrada la luz del larguísimo pasillo, rebotaba en su rostro para devolvernos la viva imagen del miedo.
Acerco un tronco, nudoso, áspero. Lo veo arder con recuerdos de otro tiempo deliciosamente nuestro, el fuego feroz lo devora junto a mis malos augurios, porque lo sé, volverá a suceder. Otra noche atormentada. Coño, ¿por qué aceptaría el encargo?. Maldita cebolla! se resiste a trazos que lanzo, infatigable, sobre el óleo que pretende ser bodegón. Lo quiere para la cocina el caprichoso marido de mi hermana. Puñetero Angelín! Siempre tuvo cara de tonto!
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