TRÍO DE DAMAS
Vendedora veneciana de cebollas, óleo de John Singer |
Hoy, la anciana que desayuna en el bar junto a mí, ha comenzado a
llorar y, obviamente, me he interesado:
—Mire esta noticia del periódico: Un hombre mata a
cuchilladas a su mujer—ha dicho.
Le he preguntado, intrigada.
— ¿Acaso la conocía y por eso llora?
Entonces, me ha respondido agarrándome la mano convulsivamente:
—No, querida, pero imagino tantos desprecios sufridos...hasta que
una noche, él la golpea en la cocina y ella se limita a reprimir
las lágrimas mirando al calendario, un óleo de Sorolla, con
aparente normalidad. Desde entonces, la pobre no habrá podido salir
del laberinto, siempre expuesta a la indignidad de la bestia y al
olor a cebolla de su cuerpo sudoroso.
Al alejarme del café, huyendo de estas imaginaciones, la anciana
perturbada me ha gritado siguiéndome en plena calle:
—¡Ojo! Quien mal anda, mal acaba.
Y he caminado hasta casa, inquieta por la certera advertencia.
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