Pareja bajo la luna al óleo, de Claudia Ugarte |
María
es abogada.
Jamás
nos habíamos visto hasta ese día.
Fue
nuestro primer encuentro. Fue en su despacho. Fue sobre su mesa de
despacho. Fue un despacharse por ambas partes. Ambos sabíamos qué
iba a ocurrir.
Giré
su cintura para encontrar sus labios frente a los míos. Ellos
hicieron su mejor función. Besar. Caramelo dulce. Se enardecieron
nuestros cuerpos, hasta no permitir una brisa traspasar el límite
entre ellos. Fundidos y caldeados.
Ropas
al suelo…sin detalles. Simplemente no existieron.
Me
empapé con su rubia selva y atrapé con mis labios los suyos más
íntimos. Olvidamos las palabras. ¿Acaso eran necesarias? Solo
nuestra respiración y el ruido de nuestros cuerpos libándonos uno
al otro. Emergimos juntos, cayeron los objetos de la mesa, si
hicieron ruido no lo recuerdo, y amamos, amamos, sin descanso, amamos
hasta hartar nuestras almas.
Luego
recuerdo la luna puliendo, mansamente, su cuerpo.
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