Reflexiones.
Desde mi infancia soñé con volar.
Pero con mis propias alas, por eso
envidiaba a las golondrinas, las gaviotas
las mariposas, y me embelesaban las figuras volantes
de Chagall y De Goya.
Ahora , de mayor, entiendo que
identificaba el vuelo con el ejercicio de la
libertad.
Adquirir información y conocer las sutilezas
de las escalas de grises sin duda podría
ser la receta para poseer un espíritu crítico,
librepensador.
Con la madurez se imponía
el pragmatismo, la prosa de la vida se
presentaba en forma de facturas de alquiler
luz.. y una larga lista de obligaciones que
con alto sentido de responsabilidad y
gracias al esfuerzo realizado en mi formación ,
pude resolver.
Afortunadamente no perdí la ilusión de
abrir las alas del pensamiento libre gracias a
la complicidad de los libros, que nos ofrecen
poder aprender, la diversidad del conocimiento y nos
aportan el oxígeno necesario a nuestro cerebro.
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