Cebollas en bolsa, de Montse Cantí |
INTROSPECCIÓN
Este
era su décimo intento. Sentada ante la mesa comenzó, como en las
anteriores ocasiones, ordenando las ideas que quería plasmar negro
sobre blanco.
Comenzó
a escribir segura en apariencia (luego contaría las palabras).
Tras
una rápida lectura llega la decepción:
-No,
esto ni se acerca a lo que pretendía expresar.
Sintió
un nudo en el estómago y su yo quedó reducido al pequeño embrión
de una cebolla rodeada de capas de frustración, inseguridad y miedo.
Volvía
a aparecer aquella adolescente que, en vez de comerse el mundo, se
dejaba engullir por él. Solo que ahora, ya no tenía toda una vida
por delante para superarlo.
¡Y
encima se le olvida colocar la dichosa palabra óleo!
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