viernes, 1 de enero de 2016

Carta a una suricata

Bodegón con cebolla y arenque, V Ferris
CARTA A UNA SURICATA

Amiga suricata:
Hay familias desatentas, familias de psicópatas y luego está la mía. Vive amurallada frente al entorno como un castillo de termitas. Fuera de alguna visita obligada del alma del abuelo, mi grupo nunca se ha preguntado por el sentido de este aislamiento. Pero sí que descansa unido y se prodiga en veladas endogámicas, donde, salvo sorpresa, mi padre termina dormido roncando en la mesa y todos nos hacemos fotos con él y le golpeamos con ramas de baobab y, también salvo sorpresa, no se despierta.
Hoy, hacia el alba, me he alarmado por el fuerte olor a cebolla, pero pronto he supuesto certeramente la presencia en mi alcoba del gordo patudo, mi tío que parece salido de los óleos de Botero y que sufre de ataques hipoglicémicos. Con este panorama, ¿para qué quieres que salga? Anda tú si quieres y déjame que duerma.

Tu amigo suricato.

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