viernes, 27 de diciembre de 2019

Con ecos de película en su título, llega el séptimo relato. "Sin perdón"

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Cenicienta, de Loboutin

SIN PERDÓN

Encendió un último cigarrillo. La suave eclosión química en su paladar le infundió fuerzas.
            Ha llegado la hora de empuñar juntos el acero, se dijo para sí recordando a su madre. La tormenta de nieve. La casa a oscuras. El violento golpe de la puerta al abrirse. El escondite bajo la mesa camilla. Los gritos de su madre. El terror, el sufrimiento, la violencia. Los insultos del hombre. Los ladridos de Laika. El silencio. El llanto de días eternos. La soledad. El purgatorio de consultas de médicos y psicólogos. El juicio. La cita a ciegas por internet. Burundanga en la bebida de él… Ahora acabaría su tormento.
            Rendido a sus pies en el callejón, primero le introdujo el tacón de grueso alambre en un ojo, luego en el otro. Después lo clavó cuatro veces en su abdomen. El hombre empezó a desangrarse lentamente.
            Llamó a la policía y se entregó. El tiempo del odio había terminado.

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