TEMPUS
FUGIT
Reloj blando en el momento de la primera explosión, de Salvador Dalí |
Normalmente,
tengo el televisor encendido en el canal del tiempo todo el día.
Los frentes atmosféricos, acercándose inexorables, me acompañan.
El avance de las corrientes de aire que han estado en París o el
Caribe y las fotografías tomadas por los satélites me conmueven. Me
hacen pensar que estamos abandonados a los planetas, que son los
primeros que ven cómo nuestros actos se convierten en un leve
temblor de fotones en movimiento hacia el cosmos infinito. Anochece.
Los cristales reflejan el interior de la cocina, mi universo, llena
de trastos.
Cada
noche, al retirarme, dejo preparados un cepo de alambre junto a la
puerta y un tablero de ajedrez. Nunca se sabe quién puede venir…
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