Octubre, de Diego Gadir |
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“ Adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno…”
Octubre. Llueve lentamente mientras recuerdo estas estrofas. Evoco aquellos días despreocupados y alegres. Tenía veinte años y regresaba de Ibiza. Fueron unas vacaciones inolvidables. Aun hoy, siguen siendo las mejores de mi vida.
Charles, mi primer y gran amor. “Tuya es mi vida, tuyo mi querer…” nos decíamos en nuestro paraíso. La distancia y la ausencia mataron nuestro amor.
“Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida…”. Yo, que nunca he temido a nada, me consumo por la incertidumbre.
Después de toda una vida, llegó tu telegrama. Anhelo este reencuentro, ver cómo las nieves del tiempo platearon tu sien. Ansío abrazarte de nuevo…
¡El timbre! …Tu inconfundible olor a pachuli… Entra, mi amor.
“Y aunque el olvido, que todo destruye, haya matado mi vieja ilusión, guardo escondida una esperanza humilde que es toda la fortuna de mi corazón…”
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