MARTINI ES POESÍA
Estoy con mi amiga L. tomando un Martini con fresas deshidratadas porque, según ella, le dan un toque especial.
Es poeta con una gran sensibilidad. Me confiesa que, tras una fuerte crisis personal, se entregó a la poesía como un náufrago exhausto que divisa una línea de tierra firme. La poesía fue para ella el mar y la isla, la marea y el tronco salvador, fue la arena dorada, el sol y la sombra de las palmeras…La poesía lo tiene todo, continúa. Tiene la belleza, la pureza, la música, tiene las imágenes, la palabra pronunciada, la libertad y tiene la capacidad de conmover y de dejar entrever el infinito interior de cada uno. L. posee el equilibrio de las brasas que tranquilizan, que quitan el frío, que te devuelven las ganas de reír, y de tomar vermut, y de que llegue el verano, o el otoño o lo que tenga que llegar… ¡Qué bien estoy con ella!
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