miércoles, 5 de enero de 2022

"La mujer hermosa o el falso Paracelso", es el doce más uno

 LA MUJER HERMOSA O EL FALSO PARACELSO

La infancia es el recuerdo de mi madre, la mujer bella que, a pesar de sus desgracias, me consolaba en la cocina cuando mi cabeza buscaba el refugio de su delantal, rebosante de judías verdes. Si el Innombrable salía endomingado a tomarse el Martini, yo respiraba tranquila entre fogones y tarros de especias. Me creía importante al amasar, cuando removía el huevo con alcaciles o si jugaba con su espátula. Mi madre, que medía los ingredientes a ojo, que olía a albahaca y a fresas; esa mujer hermosa, que me guareció de la maldad, ya no está con nosotros. Pero hoy necesito su belleza igual que la necesité de niña, para conectar con las cosas naturales y purgar los tóxicos que nos rodean. En particular, la sombra de otro Innombrable acechante. 

Por eso solo conservo su esencia que, mira por dónde, va a servirme ahora de liberación: el frasco de la Bella Donna


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