Mi queridísimo Martini, mi amor:
Cómo resistirse a tu encanto, a tu eterno charme de galán; ese dorado cautivador de la costa de Amalfi, tus amplios hombros, tu estilizado cuello y la elegancia de tu porte atraen rápidamente las miradas en las coctelerías...y el aroma que te precede...ese corazón de ajenjo te hace inolvidable…
Sabía que no éramos la pareja ideal, que a veces preferirías una jugosa mediterránea entrada en carnes como Naranja, que se desnuda en cuanto te ve y se cuelga de ti ¡menuda furcia! O la exótica morenaza de Canela, tan flaca e intensa, o esa resalada de Aceituna...es que los del sur sois así...
Esas relaciones no eran serias...frivolidades del aperitivo…
Pero ahora...
¡cómo has sido capaz de dejarme por Gin! ¡tan vulgar!
Sabes que es de una familia de alcoholes destilados?…con ese olor taaan rural a enebro jamás podrá igualarse a tu estirpe de fermentados…
Con desolación,
Tu dulce y ¿fría? Fresa
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