lunes, 21 de diciembre de 2020

Aromas, el nuevo microrrelato a concurso

AROMAS
Mi aroma de mujer, de Sonia Weber

 Poco a poco me fui percatando de que el negocio en el que había invertido todos mis ahorros, la perfumería “Pachuli”, era un verdadero fracaso. Tras los sucesivos rebrotes de la pandemia, media población padecía anosmia y a la otra mitad no deseaba derrochar el dinero en un producto superfluo. Había que renovarse o morir. Entonces, ayudado por un maestro perfumero, creé una gama de esencias diferentes: el aroma “Un ave insólita canta en el almez dulcemente”, la fragancia “Tupido en el octubre como bóveda” o la colonia “En vano espero tu palabra escrita”. Estos perfumes se consumían en pequeños comprimidos y, al instante, sus efluvios emanaban por los poros de la piel, sumiendo al consumidor en una sensación embriagadora Tuvimos un éxito arrollador. Lo malo son los efectos secundarios que provocan. Hasta ahora, una desmedida y apasionada afición por la creación poética, y la atracción incontenible por la luna y los taponicos de absenta.

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