martes, 31 de diciembre de 2024

Luna de hielo ya es el séptimo

 


Luna de hielo


En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos

 

F. G. Lorca

 

 

-       Pase, señorito. Tómese un poco de caldo. Es de gallina negra. 

Mientras miraba la cuna vacía, rechazó la oferta con su mejor sonrisa, esa que regalaba en las fiestas a las que asistía en la capital nazarí. 

-       Voy a avisar a la su Carmen, que ella le explique lo de la era.

Al momento, llegó una gitana azabache y desierto. 

-       Yo no vi venir a nadie. Allí solo estaba la luna. Mi niño lloraba y a mí los pechos, duros, se me reventaban. Quería amamantarlo, pero no me dio tiempo. La luna se lo llevó y todavía mis senos, mírelos, todavía de dolor suspiran. 

Unos pechos preñados de cobre segaron el aliento del poeta. Al salir de la cueva, miró al cielo. La misma luna que años después iluminaba un barranco una madrugada de agosto, cortaba la noche con una sonrisa de hielo.

 

 

 

 

 

Sueño infantil


ARTMAJEUR
Sueño lunado

SUEÑO INFANTIL

De pequeña tenía un sueño recurrente. En él voy andando por un pasillo sin final. A ambos lados hay ventanas que dejan pasar la luz de la luna y puertas blancas y sus pomos tienen formas de distintas criaturas. Ando un buen rato por el desierto pasillo hasta que me canso y decido marcharme. Intento abrir una puerta. Pero al tocar el pomo —uno con forma de ardilla—, cobra vida e intenta morderme. Me aparto. Entonces la ardilla de bronce salta al suelo y empieza a perseguirme. Pruebo a abrir otra puerta para escapar, y esta vez un pájaro cobra vida y también empieza a atacarme. Echo a correr tratando de huir de los monstruos a los que he dado vida, pero me persiguen. Sé que la única manera de salir es abrir más puertas, pero también que cada puerta que intente abrir se sumará a la jauría. Siempre me despierto antes del salir del pasillo.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Bajo los cielos de París

París ciudad de noche 

 BAJO LOS CIELOS DE PARÍS


Esta mañana, con las prisas, casi me mato al ponerme las bragas. La luna ya estaba de retirada. He ordenado mis cabellos y dibujado sonrisas dulces sobre mis labios. Me he retocado la sombra de ojos y echado unas gotas de perfume. ¡Ay, el anillo no se me puede olvidar! Es el regalo de compromiso. Me he puesto las medias y el uniforme acelerada.

Al abrir con sigilo la puerta, el chaval con su voz fresca me ha dicho:

- No ha estado nada mal. 

Al girarme, de nuevo he visto la cabeza de un león tatuada en su pecho.

 – París bien vale una misa, - he contestado yo-

El pasillo estaba desierto. Corriendo al ascensor he pensado que quién no merece ser feliz bajo los cielos de París a los cuarenta. A partir de ahora, para mí ya no hay nada imposible.  

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Licantropía

 LICANTROPÍA





                                      “La lluna és un llop que                                                  campa pels cami platejant    el sotabosc”         

Manel

 No podía ni mirar la portada del tebeo. En ella un monstruoso hombre lobo de escalofriante dentadura me recordaba que aquella era la fatídica noche. Noté cómo mi vello se erizaba de terror. El momento del cambio había llegado: me dolían las articulaciones y unos pinchazos insoportables me taladraban el bajo vientre. La luna llena, asomada entre las nubes, transformaba el mar en un desierto de plata. Consideré la idea de huir a la cama de mis padres, pero la visión de sus cuerpos despedazados entre mis garras me aterraba. Entonces se me ocurrió que podía echar el pestillo y encerrarme, quizá una niña loba no tuviera la habilidad de abrir una puerta atrancada. Envuelta en este tranquilizador pensamiento me quedé dormida. A la mañana siguiente unas gotas de sangre manchaban las sábanas de mi cama. Y tuve la absoluta certeza de que la maldición por fin se había cumplido, aunque de una forma insondable y misteriosa.


domingo, 22 de diciembre de 2024

CatR

 

Gonzalo Muiño

Paseando por Vía Roma, en una de las columnas, un cartel me llama la atención. Siento curiosidad y leo: esto no es una luna.

 Debajo, la imagen de un gato en posición de una esfinge de ojos verdes y dos rayas verticales por pupilas. Su collar, una luna menguante y sus bigotes, los de un zorrito del desierto. Orejas puntiagudas y mirada viva. La escena rodeada de luces y sombras está enmarcada en un círculo que evoca a Selene en su máximo esplendor.

 En la parte inferior un código QR. ¿De qué se trata? ¿Será la publicidad de una pizzería? ¿De un restaurante ?Quiero saber más y descifrar el enigma. Descargo el código. 

Sorpresa. Averiguo que es una manera de publicitar algo. El enlace me comunica que ya está a la venta el libro de Alejandro Zambra , “Poeta Chileno”

Cuarto menguante

 

"Paisaje en el cuarto creciente", Irene Linares 

El concurso anual de microrrelatos del grupo de lectura quedó desierto.

 Era la primera vez que esto ocurría en diez años de convocatorias. Y es que todos los participantes habituales estaban en la luna de Valencia.

 Sí, la luna menguante de aquella noche. La que apenas se apreciaba en la oscuridad celeste mientras los gritos de auxilio y desesperación resonaban por doquier entre la ferocidad de las aguas crecientes de la rambla. La luna menguante, casi nueva, que no quiso alumbrar la tragedia.

Dicen los astrónomos que en el hemisferio sur, la luna hubiera sido creciente...

¿Y las aguas?... ¿menguantes?

Oj

alá…

lunes, 16 de diciembre de 2024

Primer microrrelato a concurso : La sospecha

 

"Costa naufragio Luz de luna" de Caspar Friedrich.

LA SOSPECHA


El color ocre de una mancha en la espalda llamó la atención del forense. Se fijó en su forma de luna menguante y acercó la luz para verla mejor. Entonces  se acordó del niño al que ayudó a nacer cuando se adelantó el parto de la beduina en mitad del desierto. Sin embargo, de eso hacía tanto tiempo que se sacudió la sospecha y siguió con la tarea.

 El mar había devuelto cuatro cuerpos más.