jueves, 24 de noviembre de 2016

"Amigas", nuevo microrrelato a concurso

AMIGAS
Leyenda de Yací y Araí (jóvenes que simbolizan
 la Luna y la Nube en la mitología guaraní). Óleo anónimo
Hacía 70 años que la luna no se veía tan majestuosa y tan bella. Anoche sus rayos entraron a través de los cristales y se coló en casa de Luna, su tocaya. Parece ser que estuvieron hablando mucho tiempo. Seguramente tendrían que hablar de muchas cosas. Dicen algunos que el Astro vino a llevársela. Esta mañana ha aparecido sin vida a los pies de la madreselva de su jardín, su refugio. Ella no supo elegir, sólo se encaprichó de un cuerpo. Cuentan las vecinas que sus ojos, que en otros tiempos brillaban como dos luceros, se habían apagado y estaban tristes y llorosos. Se cuidaba cada vez menos y se pintaba cada vez más. Dicen que lo único que se oía a través de las paredes eran portazos, gritos, ruidos de botellas y de algún que otro plato estampado en el suelo. En el bolsillo de su vestido, una nota decía:” ¡Ya no puedo más!”


martes, 15 de noviembre de 2016

"La sangre altera", nuevo microrrelato a concurso

Luna de selva, óleo de Salvador Rosado
En la selva, la inmensa selva, hoy ruge el león. Los elefantes barritan pateando desalados. Las tórtolas, las palomas y las alondras zurean como posesas. Van los asnos suspirando reciamente por las asnas. Los ciervos braman consumidos por el fuego de la pasión. Mientras, los patos parpan amartelados en los estanques cristalinos. Las serpientes silban retorciéndose de lujuria. Los cuervos, las cornejas y los tordos graznan para demostrar a las raposas que se puede tener una voz horrenda y estar perdidamente enamorado. Los conejos sonríen musitando palabras de amor. Los coyotes solitarios aúllan rodeados de cactus y espejismos. Las lechuzas, los búhos y los mochuelos ululan enloquecidos por el deseo… y para aumentar el pandemónium, un coro de grillos canta, rabiosamente, a la luna…
Dios mío… ¡La que me espera!— se dijo Noé abrumado— ¿A quién se le ocurre desencadenar el Diluvio en primavera?

lunes, 14 de noviembre de 2016

"Viento"

Aquí va el segundo microrrelato, con el título de "Viento".

Luz de luna, de Martha Arbeláez, (óleo sobre lienzo)
VIENTO
En el café La Selva nos encontramos tú y yo al anochecer. Fue por casualidad. Tú, con tus botas de media caña y tu falda escocesa con un suéter a juego con la boina, te tomabas un chocolate caliente para suavizar la temperatura otoñal. Yo entré para refugiarme del viento y tomar un café; fue cuando te descubrí y me quedé prendado de ti. Estabas fumando un Peter Stuyvesand y el aroma del tabaco y tu perfume me atrajeron hacia ti. ¿Tienes fuego? – Si. - ¡No me digas que tú también eres española!

Dimos un paseo por los Campos Elíseos. Cada vez que te rozaba sentía que me estremecía. Y ¡qué graciosas las hojas de todos los colores del otoño secas en el suelo! Nos invitaban a bailar con ellas. De repente, estábamos enlazados acompañados por la música del viento. En ese preciso instante la luna fue testigo de nuestro primer beso.  

"Triste destino", Primer microrrelato a concurso

Por fin!!!!!! Ya tenemos los primeros microrrelatos del concurso de este año. Aunque se han hecho esperar, la calidad, como podéis observar no ha sufrido merma alguna. Empezamos....

Luna y bambú (fragmento de tríptico)

TRISTE DESTINO

Triste y melancólico
por la selva
se arrastraba
un ciempiés,
absorto
en los más tristes
pensamientos.
¡Ay mísero de mi, ay, infelice!
¿Qué delito cometí
contra vosotros naciendo…
miriápodo?”
¡Ay! Quien fuera hipsipila que dejó la crisálida,
¡Quién fuera golondrina, quien fuera mariposa,
y bajo el cielo volar!”
¡Ay! La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento…
Y yo aquí,
atrapado en este cuerpo
que me resulta tan difícil y tan caro
de calzar…”

De repente,
amparada en la oscuridad
de la verde floresta,
una hábil mano
se cierne,
empuñando una red,
sobre el erudito artrópodo.

Al sentirse atrapado
exclama:
¡Se acabó para mí
la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores!”
Y dirige una última mirada
hacia el laborioso
escarabajo pelotero
que lo acompaña:
Muero triste, pero
muero más sabio.
Porque
¡teníamos aún
que hablar de tantas cosas,
compañero del alma,
compañero!