domingo, 30 de diciembre de 2018

אש


אש


Brujas yendo al Sabbath, óleo de Luis Ricardo
Falero
El olor acre de la madera ahumada ascendía hasta su nariz. La escarcha había impedido que las llamas prendiesen. El hombre de la túnica blancuzca las avivó con las tapas de los libros rasgados.
El fuego alivió su gélido cuerpo desnudo, pero el sudor frío la sumió en un letargo…
Mereció la pena…sí...
Aquella lejana noche junto al fuego, la constancia de su padre le descubrió la verdadera vida. Había visto esos símbolos, le había oído, tantas veces, en voz alta, deslizando el índice sobre ellos…
Entonces, ocurrió... אש los símbolos acumularon sonidos en su boca que se precipitaron fuera de ella: “fue-go”
Los símbolos estaban fuera y dentro de ella. Mágico...
Y empezó su verdadera vida. Secreta y libre, pero...prohibida para una mujer, judía, pobre y…¡Bruja!
Eso dijo el hombre de la tonsura.
El negro humo la desvaneció. Mientras, el olor a carne quemada se esparcía entre los arcos de la plaza.

jueves, 27 de diciembre de 2018

LA MUJER QUE DEVORABA CUALQUIER TIPO DE LIBRO


LA MUJER  QUE  DEVORABA  CUALQUIER  TIPO  DE  LIBRO
                                                                                                                                   Para Josefina G.G.


Mujer tumbada leyendo, de Jologa
Arrancó una página del “Ulysses” de Joyce y se la metió en la boca. Cerró los ojos y el sabor explotó  en su paladar como una palmera de fuegos artificiales: intenso, profundo, maduro, solo para gourtmets literarios. Ya no pudo detenerse. Cuando estaba saboreando el monólogo de Molly Bloom, se paró  a reflexionar. Recordó que contrajo aquella compulsiva adicción durante la infancia, cuando picoteaba  las hojas de novelas  de aventuras, de Verne,  de Salgari,  que sabían a  frutas exóticas.  Después, en su juventud, le apasionaron las  autoras francesas…  se comió todos los libros de Yourcenaur, Duras y Nothom,  adoraba sus matices  frescos, poderosos, contundentes.  Ahora, prefiere los sabores otoñales, Carter,  Roth, Steinbeck, con su gusto a  velouté de castañas regadas con un delicioso Bordeaux Clairet.  En su casa no   queda ya ni un libro, pero ha encontrado la solución para calmar su insaciable apetito libresco: ha conseguido ser  la presidenta de un Club de Lectura.


María de la O es el cuarto

The reader, de P.A. Renoir

MARÍA DE LA O

Una mañana de abril, aireando los libros, María recordó con nostalgia la limpieza de los sábados con su madre escuchando coplas. Soñaba con amores maravillosos, volar y vivir aventuras.
Los conocimientos de su profesor de Literatura la deslumbraron. Se enamoró de él. Al cabo de unos años, todo cayó en la más triste de las monotonías. Para él la lectura era su única pasión. En cambio, ella pensaba que no solo de libros se alimenta el hombre y que había vida más allá.
Esa mañana se dio cuenta de que la primavera ya no llamaba a su puerta, ella se marchitaba. ¡Dichosos libros que la obnubilaron igual que el maldito parné a María de la O! Fueron su perdición. A una mujer de 47 años todavía le quedaba mucha vida por delante, pensó.
 Al día siguiente, el devorador de libros leyó  su nota: ¡Hasta luego, Lucas! Perdóname por haber tardado tanto en tomar esta decisión.

Interestelar

Mujer con libro, de Lola Selma

INTERESTELAR

Regreso a la Tierra desde un planeta remoto de la constelación de Orión, acusada de ser una mujer  Nexus 6 y, por ello, sentenciada a muerte. Me someterán a la prueba de los recuerdos; los terrestres sostienen que los replicantes no pueden recordar su niñez, porque nunca fueron niños, pero yo estoy dispuesta a demostrar que mis recuerdos son auténticos, no implantados. Basaré mi defensa en que todos  los humanos lectores tenemos un libro favorito y que sólo  nosotros somos capaces de emocionarnos al leer y de revivir esas emociones al evocarlo.
            En este largo viaje, “me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día cada uno pueda encontrar la suya…”
***
            “No se ve bien sino es con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”,- ha sido mi alegato final-. En silencio, los allí reunidos hemos llorado. He sido absuelta.
“Mi flor está allí, en alguna parte…”

El oso, segundo microrrelato a concurso


EL OSO
 Nuestro refugio estaba en una pared rocosa. Al amanecer descendíamos hasta el valle en busca de agua y alimentos. Cuando regresábamos, yo trenzaba juncos cerca del fuego, mientras mi madre me contaba historias de mujeres guerreras que batallaban en los confines del mundo. Por la noche, cubiertas con pieles de animales, nos abrazábamos bajo el fulgor de la luna llena. Éramos libres y felices. Hasta que  un día  el Oso regresó. Agarraba a mi madre de los cabellos y se la llevaba al rincón más oscuro. Yo la oía gritar y llorar desconsoladamente. Una noche intenté defenderla y el Oso nos golpeó con sus zarpas gigantescas. Loco de furia, aplastó  la cabeza de mi madre contra la pared de la gruta.  Entonces se acabaron todos los cuentos, todas las fantasías que copiábamos de los libros para huir de la tristeza. La policía me encontró en la cocina, llorando sobre el cuerpo inerte de mi madre.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Primer microrrelato a concurso:"En el rojo crepúsculo de Marte..."

Mujer  leyendo al óleo, Scott Harding

En el rojo crepúsculo de Marte...
...KH7R1 corría apresuradamente hacia la sala del Gran Consejo. La rápida vibración de sus antenas y los destellos de sus sensores ópticos indicaban su gran agitación.
  • He visto cosas que vosotros no creeríais…He visto a una criatura angelical con un raro objeto entre sus manos al que miraba fijamente. De sus extraños sensores fluía un líquido transparente que no podía contener, abrazó el ente y respiró profundamente. En otro momento, su carnosa abertura facial se curvó en una mueca, que aun la hacía más bella, y emitió suaves gemidos que parecían de gran placer… Entonces el fascinante ser cerró sus fanales ausentándose de todo. Acercó aquel extraño cuerpo a su cara y emitió un curioso chasquido. Después se alejó lentamente, como si flotara, sin perder el bello gesto de su rostro…


  • Lo que has visto –dijo un Anciano- es una mujer leyendo un libro…
El inexpresivo robot pareció aliviado y se retiró agradecido.



lunes, 12 de noviembre de 2018

Como desde hace cuatro años, vuelve el Concurso de microrrelatos de nuestro club, cuyas bases os paso a continuación. Como sabéis, la ganadora de la edición pasada, Fuensanta, era la encargada de indicar las dos palabras obligatorias que han de contener los microrrelatos a concurso. Las bases son estas:


1.- Temática: Libre

2.- Participantes: Podrán participar todos aquellos que pertenezcan o hayan pertenecido a este club de lectura. Se premiarán tres obras. La participación en el concurso será gratuita e implica la aceptación de las presentes bases.
3.- Formato: Las obras tendrán una extensión máxima de 155 palabras (sin contar el título), escritas en castellano, en letra Times New Roman, tamaño 12 (formato Word). Obligatoriamente, los microrrelatos deberán contener las siguientes palabras:

MUJER / LIBRO
Se admitirán un máximo de tres obras por participante.

4.- Forma de presentación: Mediante el envío como archivo adjunto o en el cuerpo del mensaje de los tres relatos a este mail

iesmirogabriel@gmail.com

No podrá enviarse ningún dato personal. Habrá que crear un email que no lleve ningún dato que identifique a la persona. Para ello, en los campos de nombre y apellidos, debéis poner palabras que no se relacionen con vosotros.


Ej: Nombre: Orihuela Apellidos: Murcia Lamurada


No habrá plica. Las obras se firmarán con un pseudónimo que no pueda relacionarse con la persona. Cuando se produzca el fallo del jurado, la persona que responda al pseudónimo del ganador deberá identificarse. Se evitará así que el receptor de los microrrelatos (o sea, yo) caiga en la tentación de mirar la plica y descubrir de quién es cada microrrelato antes de votar (Uno es humano). IMPORTANTE: CADA MIEMBRO DEL CLUB DEBE EVITAR QUE SE DESCUBRA CUÁL ES SU MICRORRELATO, A FIN DE CONSERVAR LA PUREZA DEL CONCURSO.


5.- Plazo de presentación: los trabajos deberán enviarse antes del 1 de enero de 2019.


6.- El jurado estará compuesto por los miembr@s del club de lectura. Cada miembro votará cinco microrrelatos, con una puntuación de 1 a 5 puntos, siendo 5 el que más ha gustado y 1 el que menos. La votación se llevará a cabo una vez que el plazo de entrega haya finalizado. El periodo de votación será de 15 días desde ese momento. Aquel microrrelato que obtenga más puntuación será el ganador.
Cada participante no podrá votarse a sí mismo.


7.- El fallo del jurado será inapelable.


8.- Premios: Un ejemplar de la autora o autor ganador del premio Nobel en 2018, para el microrrelato más votado (Patrocinado por Librería Códex). Un ejemplar de la autora o autor ganador del premio Príncipe de Asturias de las Letras 2018 (Patrocinado por la Biblioteca Fernando de Loaces), para el segundo microrrelato más votado. Un ejemplar de la autora o autor ganador del premio Nacional de Narrativa en 2018 (Patrocinado por el Club de Lectura), para el tercer microrrelato más votado.

9.-Aceptación de las bases: La participación en el Concurso implica su aceptación plena.

miércoles, 3 de enero de 2018

Primera tanda de microrrelatos

Con el fin de ir refrescando la memoria, os ofrecemos los cuatro primeros microrrelatos a concurso. Pinchando sobre el título, accederéis a ellos:

1. In memoriam




martes, 2 de enero de 2018

A ESTAS ALTURAS
A mí, a estas alturas, pedirme un relato. Yo que he sido, y soy, uno de los mejores autores vivos del siglo. Con reconocimientos, premios y galardones de todo tipo. Nominado al Nobel en tres ocasiones (no recibido por avaricias y rencores de un trasnochado jurado). A mí, con millones de ejemplares vendidos, traducido a más de treinta idiomas. A mí, alabado por crítica y público. Yo, que ahora, ya pintando canas, solo me dedico a dar conferencias magistrales sobre el arte de la escritura, se me solicita para escribir un breve relato, con un número determinado de palabras e incluyendo dos elegidas al azar por no se sabe quién. A mí, ignífuga pluma que será recordado en años venideros como el relumbrón de las letras españolas… un relato… breve……incluyendo dos palabras:    receta   mariposa
¡Por favor!

"Sueño"

SUEÑO

“He cogido piojos otra vez”. Los malditos niños de este colegio son como gominolas para estos parásitos. Mi costumbre de llevar el pelo largo y de acariciar la cabellera de mis alumnos cuando responden afirmativamente y con solicitud a mis preguntas me hace ser un hombre-piojo. Y, ciertamente, todos lo somos. Miremos a nuestro alrededor: multinacionales, enormes firmas financieras, medios de comunicación y marketing feroces, políticos de cuatro chavos…todos quieren lo mismo: chupar. Nos liban hasta las ideas. Para relajarme voy a cocinar mi receta preferida: un par de huevos fritos con puntillas. 
Abro los ojos. Me pica la cabeza. Otra vez este maldito sueño. Piojos, niños, política y huevos fritos. Quizás debería cambiar la almohada. O el colchón. O leer más y ver menos los espantosos noticieros. Me arrastro a la cocina, pronto llegarán los invitados y tengo que preparar mi postre estrella: pastelitos de mariposa.

Luz de mariposa

LUZ DE MARIPOSA

Las cortinas están siempre echadas. La luz es tenue. El ambiente es físicamente aséptico. Las enfermeras revolotean de cuna en cuna, que asemejan crisálidas abiertas con brazos que emergen hacia máquinas que despiden luces verdes, rojas, naranjas. Casi el único color del recinto, salvo el blanco lechoso de paredes y mobiliario. Cada cierto tiempo y con un estricto control los padres acceden a ver a sus retoños, con sus miradas perdidas en tubos, cables, y entre ellos, su hijo.
En el pasillo dos abuelas conversan calladamente, mostrando orgullosas sus arrugas y sabiendo que el bebé viene a sustituirlas en un breve lapso. Comparten sus recetas de vida, sus historias de amor y desamor con sus hijos y allegados. Hablan sin escuchar, necesitan ser oídas ahora que el tiempo va en su contra.

Perezoso en su respirar, somnoliento en el vivir, el bebé espera plácidamente la luz de una mariposa.

lunes, 1 de enero de 2018

Modo de votación y premios del concurso.

Acabada ya la fase de presentación de microrrelatos, os recuerdo el modo de votación, tal como venía expresado en las bases, y los premios para los ganadores. Os recuerdo también que si alguien no puede asistir el día 12 a la librería Códex, puede efectuar su votación en el correo iesmirogabriel@gmail.com

El funcionamiento de la votación se expresa en el punto 6 de las bases:


6.- El jurado estará compuesto por los miembr@s del club de lectura. Cada miembro votará cinco microrrelatos, con una puntuación de 1 a 5 puntos, siendo 5 el que más ha gustado y 1 el que menos. La votación se llevará a cabo una vez que el plazo de entrega haya finalizado. El periodo de votación será de 12 días desde ese momento. Aquel microrrelato que obtenga más puntuación será el ganador.
Cada participante no podrá votarse a sí mismo.


Y el de los premios en el punto 8:

8.- Premios: Un ejemplar de la autora o autor ganador del premio Nobel en 2017, Kazuo Ishiguro, para el microrrelato más votado (Patrocinado por Librería Códex). Un ejemplar de la autora o autor ganador del premio Princesa de Asturias de las Letras 2017, Adam Zagajewski, (Patrocinado por la Biblioteca Fernando de Loaces), para el segundo microrrelato más votado. Un ejemplar de la autora o autor ganador del Premio Nacional de Narrativaen 2017, Rosa Montero,  (Patrocinado por el Club de Lectura), para el tercer microrrelato más votado.

"A pedir de boca" es el número 20 y el microrrelato que cierra esta edición

A PEDIR DE BOCA



Esa mañana, cuando la televisiva cocinera Julie Andrieu se dirige a L’Aveyron en su cabriolet rojo, descubre un lugar de reminiscencias medievales, ideal para desconectar.

Su encuentro con Jérôme anoche fue sumamente desagradable. Estuvo grosero, cruel. Pero su programa gastronómico la llevaba hoy lejos de París, de su apartamento en la avenida Montaigne, de su discusión con aquel desagradecido haragán, para descubrirle a sus “fidespectadores” este encantador paraje, cuna del Roquefort.

Para el banquete, Julie ha preparado de madrugada unos filetitos ahumados que encajarán maravillosamente con el aligot averonés. Lleva con ella su grande casserole y, a ratos, la mira de reojo. Las lágrimas escapan al aire, en una homogénea mezcla de arrepentimiento, miedo y velocidad.

Al parar en el rocoso refugio, una mariposa se posa en su coqueto carnet de recetas. Es entonces cuando siente que todo saldrá a pedir de boca. No hay nada que un flambeado no pueda hacer pasar por ternero, cortado a cuchillo de Laguiole…



"Vuelo final" se convierte en el 19

Vuelo final

Harry, el mariposa, se ganó su apodo en la clase de química del señor Finley. Tras exponer brillantemente su proyecto sobre recetas navideñas a base de sales minerales, salió tan ufano hacia su sitio que no pudo esquivar el pie de John, el chacal, realizando un vuelo hasta el suelo del aula que no envidiaba al de los bellos insectos multicolor. A partir de ahí la mofa fue continua, incidiendo en que, más que mariposa, era un gran capullo del que, seguramente, habría nacido y todavía no se había desprendido. Harry fue apocándose día tras día, agriándose en su carácter y revistiéndose de una coraza que lo aisló del resto de compañeros. Solo una mañana de primavera, se volvió a dirigir a ellos. Fue aquella en la que ataviado con un extraño cinturón, les invitó a volar por los aires, tal como lo hizo él en clase del señor Finley.

"Mesa de operaciones" es el 18

Mesa de operaciones


Sus caras lo reflejan: algo les preocupa y no sé qué es, pero tiene que ver conmigo. Entre gritos, se mueven violentamente y se intercambian consejos sin encontrar la receta idónea. Yo, mientras, tumbado boca arriba, estoy a su merced, zarandeado por mi destino. Berreo cuando agitan mis piernas, que siento sin control. Me tranquilizan con términos que no comprendo y con fingidas sonrisas que no me apaciguan. Por fin, veo que encauzan sus acciones con algo de sentido, como si hubieran recordado el objetivo que nos ha llevado a esta mesa de operaciones. Con agilidad, lanzan a la papelera lo que sobra de mi cuerpo y, ahora sí, como si de un sucio gusano se tratase, empiezan a convertirme en una estilizada mariposa. Sus caras, ya relajadas, convienen en darme el alta, sin más medicina que un atadijo que la anciana llama gasa y que, presiento, pronto mi estómago volverá a ensuciar abundantemente.