Vuelo final
Harry, el
mariposa, se ganó su apodo en la clase de química del señor Finley. Tras exponer
brillantemente su proyecto sobre recetas navideñas a base de sales minerales,
salió tan ufano hacia su sitio que no pudo esquivar el pie de John, el chacal, realizando un vuelo hasta el
suelo del aula que no envidiaba al de los bellos insectos multicolor. A partir
de ahí la mofa fue continua, incidiendo en que, más que mariposa, era un gran capullo del que, seguramente, habría
nacido y todavía no se había desprendido. Harry fue apocándose día tras día,
agriándose en su carácter y revistiéndose de una coraza que lo aisló del resto
de compañeros. Solo una mañana de primavera, se volvió a dirigir a ellos. Fue aquella
en la que ataviado con un extraño cinturón, les invitó a volar por los aires,
tal como lo hizo él en clase del señor Finley.
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