viernes, 19 de enero de 2024

Acta del IX Certamen de microrrelatos "La garrapata budista"

El Parnaso, grabado de Jean Dughet
 (Colección Museo del Prado)









Siendo las 18:30 horas del día 19 de enero de 2024, se reúne, en la librería Códex de Orihuela, el club de lectura de la Biblioteca pública Fernando de Loaces, para dirimir los ganadores del IX concurso de microrrelatos "La garrapata budista". Tras el voto de los 16 microrrelatos por parte de los 18 miembros asistentes, el fallo es el siguiente:

Tercer premio para Vuelo, que resulta ser escrito por D. Álvaro Giménez García.

Segundo premio para Moriscos, escrito por Dña. Ángeles Vidal Guevara. 

Primer premio para Eternidad, escrito por Dña. Fuensanta Estremera Saura. 


Realizado el fallo, se levanta la sesión siendo las19:40 horas del día arriba citado. 

Tres últimos microrrelatos. Esta tarde la resolución...


14. Te he dejado un poco 

15. Abrelatas Pinzón

16. Vuelo

martes, 9 de enero de 2024

"Vuelo" es el último a concurso

 







VUELO 

Siento que voy a enloquecer de nuevo”. 

Virginia Woolf 

“El hombre yace, el cielo se eleva, el aire mueve” .

Miguel Hernández

El canto del pinzón es el único testigo. Aunque se confunde con el rumor de las aguas, su nota blanca consigue emerger sobre ellas. Algo aturdida, todavía lleva las manos manchadas por la tinta con la que ha escrito la carta de despedida a L. Sin embargo, la tierra de las piedras que se mete en los bolsillos ayuda a limpiarlas. El primer paso es primordial  -piensa-. Después solo hay que caminar. Aunque es final de marzo, la primavera es muy tímida y el agua sigue fría. Como un pájaro leve y fugitivo se deja caer sobre el lecho de la corriente y extiende los brazos, ávida de sentir el plumaje que la eleve, pero por más que se debate en ascender, naufraga. El agua la abraza con morosidad, acunándola en el fondo del río. Las voces, por fin, se acallan. Ahora sí, yace tranquila: el cielo se eleva, el aire mueve

"Abrelatas Pinzón"


 





ABRELATAS PINZÓN 

“Le dije: ¿un piquito?” 

Canción popular 

"El tipo puede cambiar de todo.  De cara, de casa, de familia,  de novia, de religión...de dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar,  no puede cambiar de pasión". 

Pablo Sandoval


 Como abuelo tuyo que soy, te debo una explicación: el hambre da puntapiés, tantos que uno me mandó sin blanca a Benidorm como camarero. Y de no ser por Gumersindo, un albaceteño apodado “El elefante” por su olfato comercial, así habría terminado. Pero él miró mi nariz, curvada, aguileña, única, y vio un sacacorchos humano que, durante cuarenta años, no paró de abrir cervezas en un espectáculo archifamoso del Palace entre lustrosas tetas de vedettes caribeñas. Así que hoy, cuando has destapado el champán y el tapón se ha ido al insondable canalillo de tu novia, no he podido evitar lanzarme a sacarlo, con la fatalidad de engancharme con el minitop que hasta ese momento la cubría. No entiendo su enfado, ni eso de la ausencia de consentimiento (ni que fuera yo ese del piquito a las futbolistas). Como os digo, no es vicio, sino pasión, esa por la que me llamaban “Abrelatas Pinzón”. 

"TE HE DEJADO UN POCO" continúa la racha del último día


TE HE DEJADO UN POCO

 

Cuando llegué al cuartel mi amigo del pueblo ya poseía la estolidez alcohólica de los abuelos que esperan desesperados “la blanca”.

Esta antigüedad le permitía dormir en la cama, relegándome al piso, cuando coincidíamos a pernoctar algún fin de semana de libranza en el cuarto de una pensión que compartíamos

Al licenciarse heredé la habitación y un chorizo que le envió su madre. Tras los primeros tajos, lo colgué de una cuerda con una pinza enorme para protegerlo de los ratones.

Al alba, embutido y pinzón estaban mordisqueados. Así, noche tras noche, fue menguando el chorizo.

Buscando al ladronzuelo, moví la cama, el armario, rocié de aguardiente todos los orificios de la estancia hasta que quedé exhausto y dormí.

De noche, a la luz de la luna, me despertó una vocecilla cercana y entonces lo vi. La silueta del hombrecillo sentado en mi regazo me hablaba con la boca llena:

-“Te he dejado un poco, Juanjo”.

"Jackal Dick" es la niña bonita

 










JACKAL DICK



Llamadme Gamuchiel. 

Desde que Camelina me abandonó tras años de aburrida frialdad, (ya no estamos juntos, Gamuchiel, me espetó al desgaire para cortar conmigo mientras engullía con denuedo una escolopendra) salí del hoyo y me fui con el primero que pasaba, Cinéreo Estro que me impelió a este loco periplo cuyo final es incierto de todo punto.

Cinéreo Estro, antiguo bombero del poblado, defendió al clan de la bestia blanca, el malicioso Jackal Dick, que le malogró la pierna de una dentellada. 

Desde entonces, nuestro héroe, con su pinzón al hombro, capitanea la patrulla por las dunas del desierto desafiando la tiranía de los félidos y el fuego del siroco, embarcado en un carricoche improvisado con ramas de namibia. A sus órdenes, los feroces gemelos Homúnculo y Párvulo con un servidor, todos suricatos, vamos en busca del blanco chacal, aunque a veces, lo admito, se me antoja enfermiza la obsesión vengativa de mi jefe.

lunes, 8 de enero de 2024

"Nido entre sombras" ya hace el 14

 

"Amor y dolor", Edward Munch. 








NIDO ENTRE SOMBRAS

 “Si entre dos personas no se produce nada especial, un instante como ése se pierde en el naufragio general de la memoria.”.

 Stephen King. Libro: Misterio de Salem´s Lot


Mi nombre es..., bueno mejor no desvelarlo, desde hace tiempo me encuentro escondido entre sombras y niebla blanca, viviendo transformado en un pinzón de oscuro pelaje, cazando para sobrevivir, alimentándome de manera furtiva de la sangre de otras aves. En otros tiempos, quizás mucho mejores para mí, me alimentaba de la sangre de jóvenes doncellas a las que seducía antes de mordeles su suculento gaznate, pero ahora me encuentro atrapado en un siglo donde todas mis habilidades se han convertido en un simple mito, en el que la tecnología se ha apoderado de todo y mi capacidad para pasar desapercibido se ha visto notablemente reducida, por lo que me he visto obligado a transformarme en un hábil ser volador hasta que llegue de nuevo mi momento y poder volver a adoptar la forma humana con la que me siento más cómodo y con la que puedo gozar de todos los placeres de mi larga eternidad. 


Fdo: RauLa

"Aquí falta algo" es el 12+1

 


AQUÍ FALTA ALGO

 Por la mañana, cuando miraba con mi móvil las noticias, intuí algo raro, no con los asuntos tratados, sino con la forma adoptada para narrarlos.  Intranquilo, fui a comprobar mis malos augurios: ¡Dios Santo! Todos los libros y diarios  habían mudado por completo.  Mis  prosistas  y bardos   favoritos mostraban  cambios significativos.  Sin asimilar la situación, corrí las cortinas blancas y vi,  agazapado bajo los mirtos,  a un pinzón diminuto  tragando sin  pausa, como un monomaníaco voraz, unas grafías muy utilizadas,  amontonadas por millardos por mi jardín.  ¿Un pinzón había  provocado  un cataclismo  global?   Ya nunca podría  pronunciar mi sonoro antropónimo, ni mi distintivo patronímico.  Adiós a mi ocupación vocacional,  ahora soy instructor o ayo. Aun así mi mundo continuaba girando, discurrí con filosofía,  podía imaginar fábulas  y parábolas,  viajar por sitios ignotos, mirar pantallas  y cocinar  sabrosas viandas. Sí, intuí con claridad absoluta,  a la larga, subsistiría dichoso,  aclimatado a una vida  sin la magnífica “E” finiquitada. 

domingo, 7 de enero de 2024

"El genio y el deseo", es el microrrelato número doce

 


EL GENIO Y EL DESEO         

 

"(...) agita Ícaro sus brazos desnudos y, desprovisto de alas, no puede asirse en el aire”

 OVIDIO, Las Metamorfosis.

 

A Federico

 

 

El genio escuchó sorprendido. “El mundo se detenga excepto yo, hasta nueva orden”. Pero así se cumplió el extraño deseo.

Siempre sin blanca, ella quería, mediante este ardid, salir de los grandes almacenes con los bolsillos repletos, camino de su barrio marginal.  

Agarró una botella de jerez dulce de los estantes y subió a la azotea desde la que se divisaba la ciudad detenida, las personas como estatuas y hasta un pinzón en pleno vuelo injuriaba a Newton, permaneciendo en el aire. “De modo que es verdad, que me he convertido en la dueña del mundo”, susurró, empoderada.

A partir de ahora se acabarían las penurias y, ebria de jerez y de alegría, saltó al antepecho para extender sus brazos al universo sin sospechar aún el gran infortunio: un traspiés la precipitó al vacío para estrellarse en la calzada entre los vehículos quietos a toda velocidad.

 

De resultas, el mundo quedó congelado, detenido para siempre.

jueves, 4 de enero de 2024

"Blanca y radiante" es el número once


 BLANCA Y RADIANTE


¡Qué feliz parecías cuando, blanca y radiante, salías de la iglesia! Dejabas atrás la tristeza  familiar y aquellos días sin esperanza. Una pluma azul de pinzón cayó sobre tu velo y todos lo interpretaron como señal de buena suerte. Pero no fue así,  al contrario.

Sin saber por qué, pronto empezó la pesadilla. La primera vez él te juró que fue sin querer y te regaló un bonito ramo de flores. Hubo más y cada vez el ramo de flores era mayor y más bonito. Nunca dices que no, eres la esclava de tu señor. Siempre lo perdonas. Tú siempre soñaste con ser la princesa de cabellos dorados y la boca de fresa…Pero ya no tienes color en la sangre, te apagas y no lo sabe nadie.

Hoy noto un brillo diferente en tus ojos. Has tomado una decisión. No quieres recibir las próximas flores en el cementerio. Se acabó.

 Yo me voy contigo al fin del mundo… ¡Guau!     

"Moriscos" completa la decena

 


MORISCOS

      



                                                                                                 Moriscos los atavíos

                                                                                                            y moriscas las maneras

                                                                                                            y moriscas las costumbres

                                                                                                            son en mi tierra”

                                                                                                                            Vicente Medina


Siempre fuimos sus verdaderos dueños, hace cuatro siglos que esta tierra nos pertenece, la hicimos a nuestra “imagen y semejanza” como reza su biblia sagrada, y por ella fuimos capaces de abominar del dios verdadero, Allah ´akbar, de guisar la adafina y el tabbouleh sin el delicioso aroma a cilantro y hasta de ¡colgar la impura carne de cerdo en las puertas! Y ¿para qué? Para seguir en el paraíso, este valle de Ricote, que convertimos en vergel de aguas cristalinas. Norias, azudes y acequias lo llenaron  de naranjos, higueras, nísperos y palmeras. ¿Estos cristianos viejos qué han hecho por ella? Nada, solo cambiar el nombre de la villa, Negra por Blanca, como si eso les librara de la pobreza que está por venir. No entienden esta tierra, ni el agua, no tendrán quién les sane de las enfermedades ni quién comercie, hasta el pinzón dejará de animar sus valles cuando nosotros desaparezcamos.

     

"La blanca y el pinzón" nos acerca a la decena

 


LA BLANCA Y EL PINZÓN


La culpa es de la Blanca, si no fuera por su poderío y su afán de protagonismo, yo todavía conservaría mis ojos…

¡Ayyy! ¡Qué pena! Esos ojos  que me permitían volar sin rumbo por los campos verdes y amarillos

sobre los que brillaban las azuladas plumas de las hembras a las que deslumbrar con mis vuelos; esos ojos que avistaban fácilmente los insectos en verano y las bayas rojizas en el  invierno, así podía encontrar el pico ávido de mis crías y reparar el nido en el arbusto.

Pero, tuvo que aparecer la Blanca, con su extremada duración y mi incapacidad para cantarla.

No eran suficientes la Negra, tan fácil y accesible, tan popular; ni la Corchea, tan rápida y amontonada; apareció la Blanca... y mi nuevo dueño decidió que, si me cegaba, no me distraerían los colores de la vida y mis trinos serían virtuosos y largos. 

Él no sabe que también más tristes.

lunes, 1 de enero de 2024

"Tierra" es el octavo

 









¡TIERRA!

                                      

                                                                                 “Los hermanos Pinzones eran unos…

                                                                                                              marineros,

                                                                                                              que se fueron con Colón que era otro…

                                                                                                              marinero...”





Y en ser yo el marinero que primero vio la lumbre en tierra, tornado a España y despechado, renegué de la fe porque no se me dieron las albricias y no gusté de la fama y la riqueza como ellos. Y aquellos 10.000 maravedíes prometidos tornaron en jubón de seda blanca”malavenido”. Cuando el capitán Martín Alonso en la ribera del Tinto, donde las carabelas palermas y la almoneda del pescado,  reclutaba bravos marinos que embarcasen en sus naves más allá del finis terrae, me enrolé en la mesma jornada, y bien que me uní al capitán cuando aconsejó a Colom ejecutar a los amotinados. Más siempre tuve mis dudas sobre el origen de su fortuna y de su sangre. Martín fuera el nombre del primer marino y el de sus herederos, el “Pinzón” vino después, pues gustaba de cantar y era ciego como esos pájaros pinzones, cegados por los marineros para embellecer su canto en altamar...

"Arco iris en el pelo" inaugura el nuevo año en el concurso


 ARCO IRIS EN EL PELO


Uso peluca desde niña por una alopecia precoz. No estoy nada acomplejada de ello aunque, a veces, me molesta depender de este complemento tan versátil. Tengo pelucas de raftas, lisas, a lo afro … azules, anaranjadas, rojas… y  tengo encargada una a mechas de colores que me vendrá genial para celebrar el poder lucir tantos looks diferentes. Como veis, un gran fondo de armario. 

Mis pelucas y yo somos inseparables y hemos vivido muchas anécdotas. Anteayer me encontré con Blanca, mi amiga farmacéutica.  Nos queremos muchísimo y, tomando carrerilla, nos dimos un fuerte abrazo. En la colisión,  mi peluca saltó por los aires,  aterrizando en una papelera cercana. Era increíble. Pero yo, ligera y grácil como un pinzón, la agarré por los pelos y me la coloqué como si tal cosa. Nos salieron agujetas de tanto reír y lo mejor es que, cuando pudo hablar, lo que quería decirme  era que tenía un nuevo tratamiento infalible para la alopecia.