martes, 20 de diciembre de 2016

"Perplejidad"


El latido de la selva, de M. Óscar Menassa
PERPLEJIDAD

El sabor dulce y jugoso de la carne del antílope le resultó suculento. Había arrastrado el cuerpo exánime a una horquilla del baobab para devorarlo tranquilamente, lejos de los depredadores de la sabana. Desde su atalaya contemplaba el borde de la selva, una muralla verde que se perdía en la lejanía. De pronto, el viento le trajo unos sonidos extraños, unos aromas desconocidos. Descendió del gran gigante arbóreo y se internó en el laberinto de lianas y espesura que era su hogar. Por un sendero de elefantes desfilaba una hilera de seres extraños, escandalosos, que parloteaban como los micos. Jamás había visto a ningún animal tan imprudente y descuidado. Pero la curiosidad le azuzaba y después de seguirlos durante varias horas, espero a que alguno quedara rezagado. Entonces se abalanzó sobre él y le desgarró la yugular con sus afilados colmillos. Tarzán se sorprendió de cuánto se parecía a sí mismo aquel ser que agonizaba bajo la sangrienta luna.  

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