martes, 2 de enero de 2018

Luz de mariposa

LUZ DE MARIPOSA

Las cortinas están siempre echadas. La luz es tenue. El ambiente es físicamente aséptico. Las enfermeras revolotean de cuna en cuna, que asemejan crisálidas abiertas con brazos que emergen hacia máquinas que despiden luces verdes, rojas, naranjas. Casi el único color del recinto, salvo el blanco lechoso de paredes y mobiliario. Cada cierto tiempo y con un estricto control los padres acceden a ver a sus retoños, con sus miradas perdidas en tubos, cables, y entre ellos, su hijo.
En el pasillo dos abuelas conversan calladamente, mostrando orgullosas sus arrugas y sabiendo que el bebé viene a sustituirlas en un breve lapso. Comparten sus recetas de vida, sus historias de amor y desamor con sus hijos y allegados. Hablan sin escuchar, necesitan ser oídas ahora que el tiempo va en su contra.

Perezoso en su respirar, somnoliento en el vivir, el bebé espera plácidamente la luz de una mariposa.

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