VADE RETRO
Cuando Gamuchil Asmas se despertó, se encontró en su oscura galería convertido en un monstruoso bicho. Estaba tumbado sobre su espalda dura y en forma de caparazón. Horrorizado por la idea de ser el blanco de la gula, decidió no salir ese día por insectos. Aun suponiendo que lo consiguiera, la Gorda Patuda, el tío Paco y sus hermanos, que comían como el tiburón del cine, sin hartura, y que, al final, reventaban como zombis, como vulgares yonquis del condumio, le iban a devorar en un santiamén en cuanto lo vieran salir a la superficie a colaborar en la caza.
A fin de cuentas, si su mal no tenía cura y no iba a llegar a viejo para ver crecer sus orejas como las del tío Paco, preferió morir luchando. Excavó una nueva galería de salida. “Seré como un rey republicano, un judío nazi o un feto abortista: el insecto con alma de suricato. ¡Vade retro!”
Gamuchil Asmas
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